lunes, 18 de enero de 2010

¿Qué cuántos años tengo?

En algún futuro cumpleaños, me encantaría poder afirmar ésto con convicción propia y total. como lo hace Saramago en éstas líneas :D




Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo...
¡Qué importa éso!
Tengo la edad que quiero y siento. La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.

Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo! No quiero pensar en ello.

Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.

Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen porqué decir: Eres muy joven... no lo lograrás.

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo. Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.

Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas...

Valen mucho más que eso.

¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!

Lo que importa es la edad que siento.

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.

Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!

Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.

domingo, 17 de enero de 2010

¡Que amanece!

¡QUE AMANECE!


¡Que amanece!
Es lo que siento al contemplar tu rostro
ver esa linda sonrisa tuya como una fresca mañana,
donde el día comienza con un suave caminar
avanzando, sin cesar
hacia el esplendor del mediodía

¡Que amanece!
Así me parece al tus ojos admirar
mas yo quisiera, además, en silencio y discretamente
descifrar cierto misterio que les sueles agregar
cuando tu mirada bajas,
si observados te parecen

¡Que amanece!
Poco llevo en conocerte
menos aún es lo que de tí yo sé
y... sin embargo no sé,
exactamente porqué...
de ti ya me enamoré

Y lo mejor que puedo decir
de esa impresión que al estar contigo siento es...
¡Que amanece!

martes, 12 de enero de 2010

Nuevo Año...¿nueva vida?

Imposible volver a ser como había acostumbrado por muchos años,y eso que lo he intentado; no me hallo ya estando aislado, encerrado mientras los demás salen, lo de callado y serio casi se ha esfumado (aunque aún no estoy seguro que eso sea bueno), criticar y quejarme de la sociedad en compañía de quienes piensan igual, con nuestros aires de intelectualoides superiores tampoco me satisface ya; ocultar o reprimir sentimientos tampoco me representa ganancia alguna; me he atrevido a bailar y disfrutarlo, lo cual que nunca había hecho, y a cantar...entre otras muchas cosas que he aprendido a disfrutar de la vida.

Sin embargo tampoco logro afianzarme en lo nuevo; a veces me siento en el limbo, ni de aquí ni de allá; ni soy de los amargados ni logro ser de los que se sueltan totalmente y disfrutan al máximo de esas cosas divinamente triviales de la vida; me gusta convivir y divertirme con la gente, pero a veces no me siento tan seguro de que sea recíproco y me causa inseguridad y aveces me apago; hay cosas y personas que me despiertan intensas emociones pero aún me quedo a medio camino entre ocultarlas y expresarlas sinceramente, tal vez sea cosa de practica jeje; me gusta lo que hago en el museo y las clases en la universidad, pero me siento atado y aplastado por la falta de dinero, pero recuerdo lo contrario, cuando tenía dinero pero no tenia tiempo para dedicarme a nada que llenara mi alma, y a veces no sé que sea peor; luego en el museo el trabajo es genial pero la empresa que lo maneja solo nos da atole con el dedo para explotarnos mejor; amo las asignaturas optativas de mi carrera pero detesto la mayoría de las obligatorias y el encajonamiento conceptual de lo que "debe ser un buen pedagogo"; y lo peor.. estoy enamorado de una mujer maravillosa a quien le toca desconcertarse por mi errática conducta e imprevisible actitud producto de andar yo lidiando con toda esta ambiguedad en mi.

Pero... aún así, 2009 fue grandioso y espero que 2010 sea un año mucho mejor para mi :) aunque los "dizque intelectuales" se mofen de la esperanza.

miércoles, 6 de enero de 2010

Correr riesgos


Es necesario correr riesgos, decía. Sólo entendemos del todo el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado.
Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana. Pero quien presta atención a su día, descubre un instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales. Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.
La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista. El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones…, pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.
Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ése quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás —porque siempre miramos hacia atrás— oirá el corazón que le dice: «¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu Maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos. Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida.»
Pobre de quien escucha estas palabras. Porque entonces creerá en milagros, pero los instantes mágicos de su vida ya habrán pasado.

Tomado del libro: A orillas del río Piedra me senté y lloré