Me siento cansado, decaido, no completamente mal, paradójicamente con chispazos de bienestar, muy aleatorios, combinados con flashazos de tristeza, aunque la mayor parte del tiempo en estos últimos días ha sido de un aparente fastidio acompañado de mucho cansancio, físico y anímico, que en realidad esconde una melancolía que unas veces es más profunda que otras.
Cualquier crisis es mas o menos pasajera, y es una estupenda y magnífica oportunidad para reestructurarse psíquicamente y acceder a un nuevo y tal vez superior estado de conciencia, lo sé, pero no por ello deja de sentirse desconcertante y aplastante.
Con todo, prefiero mil veces estas pequeñas y medianas crisis reestructurantes, por molestas que sean, que aquellas otras, las grandes crisis, que se dan cuando una y otra vez hemos hecho caso omiso a los avisos de cambio que la vida nos dá.
Aún así, hubo cosas muy valiosas en la semana que pasó, a pesar del cansancio, y seguro que habrá más, pero espero reconectarme con mi energía lo antes posible para poder disfrutarlas como es debido.
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